Supongamos que podemos comparar dos historias de todo lo que va a suceder desde este mismo instante hasta el final de los tiempos. Lo que ocurra dependerá de las vías de acción que decidamos seguir. Si nuestro objetivo es hacer del mundo el mejor lugar posible para los seres sintientes, la cuestión que tiene aquí importancia resolver para saber cómo actuar es, ¿cuál de las dos vías de acción tendría un mejor resultado para los seres sintientes desde este momento hasta el final de los tiempos?
Sesgos temporales
Pese a lo que acabamos de ver, a menudo sucede que quienes defienden a los animales prefieren una estrategia determinada a otras estrategias alternativas principalmente sobre las bases del impacto que se espera en los animales que viven en el presente o que vivirán en el futuro inmediato. Esto es, no están haciendo una estimación sobre cuál será el mejor resultado posible.
Esto ocurre porque tenemos la tendencia a considerar que lo que va a pasar inmediatamente es más importante que lo que ocurrirá en un tiempo más lejano. Como resultado, los intereses de quienes vivirán con posterioridad terminan por ser considerados menos importantes, o por no ser considerados en absoluto.
¿Es correcto este punto de vista? El hecho es que los animales sintientes no sufren más o menos por el mero hecho de vivir en un cierto año o siglo. Los daños sufridos por quienes murieron en 2018 fueron tan reales como los que sufrieron quienes murieron en 1978. Y serán tan reales como los sufridos por quienes mueran en 2058.1
Esta actitud, que diferencia entre la importancia de los intereses de los distintos individuos dependiendo del momento en el que se encuentren, es una prueba de un sesgo cognitivo. Este consiste en un tipo de sesgo temporal. Los sesgos temporales son aquellos que afectan a nuestra evaluación de la importancia que alguien tuvo, tiene o tendrá según el tiempo en el que existe.
Se podría argumentar, por supuesto, que el momento en el que ocurre algo malo o bueno puede ser relevante si ello causa a su vez otras cosas buenas o malas que tengan lugar más adelante. Si un suceso negativo ocasiona cosas peores desde el momento en que sucede, entonces es mejor que ocurra lo más tarde posible. Los sucesos como ese serían parte de la evidencia considerada para determinar cuál sería el mejor final posible. Sin embargo, lejos de estas consideraciones, el hecho de que algo ocurra un martes o un jueves, o en un país o en otro, es irrelevante, carece de importancia al evaluar cuán bueno o malo es.
Otra objeción a la consideración igualitaria de los intereses de los animales que vivirán en el futuro consiste en que mientras que podemos tener la certeza de que los animales necesitan ayuda hoy, no sabemos qué pasará en el futuro. Esta afirmación, sin embargo, no resulta muy creíble. Tenemos muchas razones para pensar que en el futuro también habrá seres sintientes que necesitarán ayuda. Las probabilidades de esto son extremadamente altas, acercándose al 100%.
También podría objetarse que normalmente podemos hacer mejores suposiciones sobre lo que ocurrirá en el futuro cercano que sobre lo que pasará más tarde. Esto es correcto, pero no establece ninguna diferencia que tenga que ver con la importancia de lo que sucederá en cada momento. Se trata únicamente de una diferencia entre lo fácil o difícil que resulta hacer suposiciones sobre lo que sucederá. Deberíamos tomar nuestras decisiones sobre qué hacer en base al impacto que estas es esperable que tengan. Sería un error tomarlas en base a lo fácil o difícil que resulta evaluar ese impacto.
Una razón por la que el sesgo temporal puede ser tan poderoso consiste en que un impacto positivo pequeño puede ser más fácil de valorar que uno que resulte mejor. Supongamos que tenemos que elegir entre la certeza de salvar a tres animales o una alta probabilidad de salvar a 10.000. Supongamos que esta alta probabilidad fuese difícil de estimar con precisión. Aún así, parece claro que la segunda opción es mejor.2
Por qué el futuro tiene tanta importancia
Hay otro punto crucial a tener en cuenta. La forma en que actuamos ahora afecta al hecho de que las vidas de los futuros seres sintientes puedan ser mejores o peores. El futuro durará mucho tiempo. Podemos pensar que esta sea una afirmación trivial, pero tiene consecuencias extremadamente importantes que muchas personas parecen pasar por alto. Lo más probable es que existan seres conscientes durante mucho tiempo.3 Es decir, no solamente en el futuro cercano, sino también en el futuro lejano. Esto significa que en el futuro habrá muchos más seres sintientes que en el presente. Lo que en este contexto significa “muchos más” es un número con muchos más ceros, esto es, muchos órdenes de magnitud más.
A la luz de esto, parece claramente injustificado preocuparnos exclusiva o preferentemente por los seres que existen en el presente o en el futuro cercano. Nuestra estrategia en la defensa de los seres sintientes debe estar igualmente centrada en todos los seres sintientes y en todos los daños o beneficios que estos puedan experimentar. Esto significa que considerar el futuro debería ser extremadamente importante para determinar las vías de acción que podríamos seguir.
Riesgos del sufrimiento futuro (“riesgos-s”)
Hay riesgos de enorme importancia de que en el futuro haya situaciones en las que muchos seres sintientes sufran. De hecho, existen distintos tipos de riesgo de que su sufrimiento pueda aumentar muy rápidamente a partir del momento presente, y llegar incluso a alcanzar niveles astronómicos. Estos riesgos se conocen en la literatura sobre este tema como ”riesgos de sufrimiento“ o, para abreviar, ”riesgos-s”.4 Existe el riesgo de que se generen cantidades significativas de sufrimiento si se dan al menos las tres siguientes condiciones a la vez:
(i) el posible desarrollo de determinadas nuevas tecnologías puede afectar muy negativamente a un gran grupo de seres;
(ii) existe un cierto interés en el uso de dichas tecnologías por parte de quienes tienen control sobre ellas; y
(iii) quienes controlan esas tecnologías no se preocupan por lo que les suceda a quienes sufran debido a su uso.
Un ejemplo de esto es el desarrollo de la cría industrial en el caso de animales no humanos, o el desarrollo de nuevas tecnologías de armamento en el caso de seres humanos y animales no humanos. Sería ingenuo pensar que los episodios de este tipo serán pronto únicamente cosas del pasado, y que no tendrá lugar en el futuro ningún otro escenario que cause grandes cantidades de sufrimiento.
Esto es especialmente importante dado que muchas personas hoy todavía discriminan a los animales no humanos. Muchas de ellas piensan que solamente importan los intereses humanos. Mientras se mantenga esta actitud especista, y los seres humanos no presten suficiente atención a lo que les sucede a la mayoría de los otros animales sintientes, habrá un riesgo extremadamente alto de que los animales terminen sufriendo masivamente en el futuro. Esto es muy preocupante, aunque no debería sorprendernos. Es perfectamente posible que en el futuro los seres humanos desarrollen nuevas tecnologías dañinas para los seres sintientes no humanos, pero beneficiosas para los seres humanos. Debido a las actitudes especistas, habrá riesgos importantes de que el desarrollo de esas tecnologías provoque escenarios llenos de sufrimiento, incluso en mayor medida que en la actualidad. La importancia de cambiar estas actitudes va más allá de los intereses de los animales que existen ahora o que existirán en el futuro cercano.
También hay la posibilidad de que la situación no sea tan mala como parecen indicar los riesgos-s, y que, al menos en algunos aspectos, el futuro pueda ser incluso mejor que el presente. Por ejemplo, se ha argumentado que un gran número de animales pueden dejar de existir para ser explotados y sacrificados, debido al desarrollo de alternativas sintéticas a la explotación animal, como la carne in vitro. Aun así, supongamos que la carne in vitro conlleve una reducción significativa en el número de mamíferos y aves explotadas (aunque no signifique el fin de su explotación). Existen otras formas de explotar animales que es probable que sigan desarrollándose, lo que implica que el número total de animales que podemos esperar que sufran en el futuro aumente en lugar de disminuir. Una de esas formas de explotación la encontramos en el caso de las piscifactorías. Sería posible que el número total de peces explotados por esta práctica también se reduzca por el desarrollo eventual de la carne de peces in vitro. Sin embargo, se pueden desarrollar otras formas de cría de animales que superen esas cifras, y no es tan probable que sean sustituidas. Estas incluyen granjas acuáticas donde ciertos animales se crían en cautividad (especialmente crustáceos pequeños), así como la cría de insectos debido al desarrollo de diferentes tipos de alimentos hechos con ellos.
También existe un riesgo significativo de que aumente la cantidad total de sufrimiento de animales salvajes. Esto puede suceder de dos maneras. Una es que aumente la cantidad de sufrimiento que está presente en las áreas silvestres existentes. Otra consiste en que se propague el sufrimiento de los animales salvajes a otras áreas.
Finalmente, el desarrollo de nuevas formas de sintiencia que puedan sufrir significativamente es un riesgo muy real, aunque a menudo se pasa por alto. Si bien el nivel de incertidumbre sobre cómo puede suceder esto es alto, las posibilidades de que ocurra en el futuro son significativas.5 La gente tiene una tendencia a rechazar la importancia de las consideraciones a este respecto sobre la base de que son demasiado especulativas. Sin embargo, por las razones explicadas anteriormente, ello va en contra de lo que indican los principios básicos de la teoría de la decisión racional. Es un caso de sesgo de evaluabilidad, en el que tomamos nuestras decisiones no sobre la base de lo que es importante, sino de lo que es fácil de evaluar. Cuando se trata de lo que sucederá en el futuro, estos dos aspectos (lo que es importante y lo que es fácil de evaluar) son muy diferentes, y es un gran error tomar nuestras decisiones sobre la base de esto último en lugar de lo primero.
Cambiando el futuro
A pesar de la dificultad de saber con precisión cómo será el futuro lejano si actuamos de una manera u otra, podemos hacer algunas estimaciones razonables, basadas en la evidencia actual de cómo se producen los cambios sociales duraderos. Por ejemplo, parece probable que cuestionar el especismo y promover la relevancia de la sintiencia para la consideración moral tendrá un impacto positivo en la forma en la que en el futuro se tratará a los seres sintientes de cualquier tipo. Lo mismo puede decirse de las campañas dirigidas a crear conciencia sobre la importancia del riesgo de sufrimiento futuro.
Las medidas dirigidas a lograr pequeños cambios para los animales en este momento podrían no tener un impacto similar (y, de hecho, conseguir tal impacto no es su objetivo). Algunas pueden llevar a más cambios incrementales que tengan un gran impacto positivo en el futuro. Algunas pueden no tener ningún impacto en el futuro. Algunas pueden tener poco impacto incluso en el futuro cercano, como cambios legislativos ganados con gran esfuerzo que pueden ser fácilmente anulados o que resulte casi imposible hacer cumplir. Otros, sin embargo, pueden provocar un cambio en las actitudes de muchas personas, de una manera que podría tener un impacto futuro significativo. La difusión del antispecismo podría llevar a una mayor preocupación por los seres sintientes que son diferentes a nosotros y nosotras, lo que facilitaría en el futuro detener el desarrollo de tecnologías que puedan hacer que los seres sintientes sufran. La clave aquí es que las distintas medidas pueden tener impactos radicalmente diferentes, y es vital que intentemos evaluar cuáles serán dichos impactos.
Incluso aunque no podamos averiguar cómo será el futuro de una manera determinada y específica, aún así podríamos calcular si de una determinada vía de acción sería más probable, en comparación con otras, que se deriven situaciones mejores en lugar de situaciones peores. Y esto es lo que importa cuando se trata de elegir una estrategia en lugar de otra.
No podemos saber con certeza qué funcionará mejor, pero, como hemos visto, la forma de tomar decisiones racionales no se basa en lo que conocemos con certeza. De hecho, sabemos con seguridad absoluta muy pocas cosas, si es que hay alguna. Las decisiones racionales se toman sobre la base de lo que razonablemente podemos esperar dadas las pruebas disponibles y las inferencias correctas que podemos hacer.
Otro punto a considerar es que hay diferentes maneras en que podemos querer influir en el futuro. Algunas vías de acción podrían hacerlo de maneras más amplias que otras que tendrían un impacto futuro más concreto. Por ejemplo, cambiar las actitudes que tienen las personas hacia la discriminación en general puede tener un impacto más amplio que producir un método de investigación que haga innecesarios los experimentos con animales en un determinado campo. Normalmente, lo primero tendrá una mayor probabilidad de éxito pero un impacto potencialmente menos concreto que el segundo. Elegir un enfoque más amplio o más específico dependerá de las oportunidades que tengamos para influir en el futuro. Para aprender sobre tales oportunidades, primero debemos ser conscientes de la importancia de considerar resultados que nunca veremos.
Por todo esto, es muy importante en este momento promover una preocupación acerca de la importancia de considerar el impacto futuro de nuestras acciones para defender a los seres sintientes.
Del sitio https://www.animal-ethics.org/es/
Lecturas recomendadas
Althaus, D. & Gloor, L. (2016) “Reducing risks of astronomical suffering: A neglected priority”, Center on Long-Term Risk, Sep. [referencia: 14 de septiembre de 2019].
Bailey, J. M. (2014) An argument against the person-affecting view of wrongness, tesis de Máster, Boulder: University of Colorado [referencia: 26 de agosto de 2018].
Boonin, D. (2014) The non-identity problem and the ethics of future people, Oxford: Oxford University Press.
Gloor, L. (2016) “The case for suffering-focused ethics”, Center on Long-Term Risk, Aug. [referencia: 25 de abril de 2020].
Mayerfeld, J. (2002) Suffering and moral responsibility, Oxford: Oxford University Press.
Roberts, M. & D. Wasserman (eds.) (2009) Harming future persons: Ethics, genetics and the nonidentity problem, Dordrecht: Springer.
Sotala, K. & Gloor, L. (2017) “Superintelligence as a cause or cure for risks of astronomical suffering”, Informatica: An International Journal of Computing and Informatics, 41, pp. 389-400 [referencia: 15 de mayo de 2018].
Tomasik, B. (2014 [2011]) “Riesgos de sufrimiento astronómico en el futuro”, Center on Long-Term Risk [referencia: 20 de junio de 2019].
Notas
1 Ver Parfit, D. (2005 [1984]) Razones y personas, Madrid: Machado.
2 Además, a menudo somos demasiado pesimistas a la hora de considerar nuestra capacidad para estimar probabilidades y cantidades especulativas. Sobre esto, ver Hubbard, D. W. (2010) How to measure anything, Hoboken: Wiley.
3 Aunque no aborda la posibilidad de sufrimiento futuro por parte de seres no humanos y no ve esto como un tema importante, este trabajo presenta el caso de la importancia de considerar el futuro: Beckstead, N. (2013) On the overwhelming importance of shaping the far future, tesis doctoral, New Brunswick: Rutgers University [referencia: 22 de junio de 2018].
4 Ver Baumann, T. (2019 [2017]) “Riesgos-s: una introducción”, Reducing Risks of Future Suffering, March 13 [referencia: 30 de junio de 2019]. Daniel, M. (2017) “S-risks: Why they are the worst existential risks, and how to prevent them”, Center on Long-Term Risk, 20 June [referencia: 16 de abril de 2020].
5 Incluso quienes se implican en la defensa de los animales suelen ver este tema con escepticismo, o piensan que no es importante. Pero las probabilidades de que en el futuro se desarrollen formas artificiales de sintiencia son, de hecho, muy altas. Sobre esto, ver Mannino, A.; Althaus, D.; Erhardt, J.; Gloor, L.; Hutter, A. & Metzinger, T. (2015) “Artificial intelligence: Opportunities and risks”, Effective Altruism Foundation, p. 9 [referencia: 23 de abril de 2018].